KURIOSOS
"La ignorancia afirma o niega rotundamente; la Ciencia duda."

¿Qué es la "poliagua"? Si sigue siendo H 2 O, ¿cuál es la diferencia?

Al describir la molécula de agua suele decirse que está compuesta por dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno: H 2 O. Sí la cosa acabara ahí, sería una molécula pequeña con bajo punto de ebullición. El sulfuro de hidrógeno (H 2 S), que tiene una molécula parecida, pero más pesada (porque el S es más pesado que el O), es un gas que no se licua hasta los -61,8° C. Si el agua no, fuese más que H 2 O, se licuaría a una temperatura todavía más baja, quizá alrededor de los –80° C.
Pero consideremos la forma de las moléculas de agua Los tres átomos forman un ángulo casi recto, con el de oxígeno en el vértice. El oxígeno comparte dos electrones con cada uno de los átomos de hidrógeno, pero el reparto no es equitativo. El oxígeno ejerce una mayor atracción sobre los electrones, de modo que éstos, con su carga eléctrica negativa, están muy del lado del oxígeno. Por eso, aunque la molécula de agua es eléctricamente neutra en su conjunto, la parte del oxígeno tiene una pequeña carga negativa, mientras que los dos átomos de hidrógeno tienen pequeñas cargas positivas que contrarrestan a aquélla.
Las cargas de signo opuesto se atraen. Hay, pues, una tendencia a que dos moléculas del agua se alineen de manera que el extremo negativo (el del oxígeno) de una de ellas quede adyacente al positivo (el del hidrógeno) de la siguiente. Esto constituye un "enlace de hidrógeno" que es veinte veces más débil que los enlaces normales que unen al hidrógeno y al oxígeno dentro de la molécula. Sin embargo, basta para que las moléculas de agua sean "pegajosas".
Debido a esta pegajosidad, las moléculas de agua se unen con más facilidad y se separan con más dificultad que si no fuese así. Para superar esa fuerza pegajosa y hacer que hierva el agua, hace falta calentarla a 100° C. Cuando la temperatura baja hasta 0° C, la prevalencia de enlaces de hidrógeno es tal, que las moléculas de agua quedan fijas en su sitio, formándose hielo. De no ser por los enlaces de hidrógeno la temperatura tendría que ser mucho más baja para que esto ocurriera.
En una molécula como la del H 2 S no sucede lo mismo, porque el átomo de azufre y el de hidrógeno tienen una apetencia de electrones aproximadamente igual. No hay acumulación de cargas ni a un lado ni al otro y, por consiguiente, la molécula no es "pegajosa".
Supongamos ahora que tenemos moléculas de agua en un espacio muy limitado, un tubo de vidrio muy fino, pongamos por caso. En estas condiciones tendrán que apelotonarse unas contra otras más de lo normal. El átomo de oxígeno de una de las moléculas se verá empujado muy cerca del átomo de hidrógeno del vecino, tanto, que el enlace de hidrógeno se hará tan fuerte como un enlace ordinario. Las dos moléculas se convierten en una, y a esta doble molécula se podrá enganchar otra, y luego otra, etc.
Al final habrá multitud de moléculas fuertemente, unidas entre sí, con todos los hidrógenos y oxígenos formando hexágonos regulares. La sustancia múltiple resultante es un ejemplo de "polímero". Es "agua polimerizada", o "poliagua" en abreviatura. Para poder romper esta sustancia (anunciada por vez primera por químicos soviéticos en 1965) en moléculas H 2 O de vapor de agua, hay que calentarla hasta 500° C. Y debido también a que las moléculas están aquí mucho más apelotonadas que en el agua ordinaria, la poliagua tiene una densidad 1,5 veces superior a la del agua normal.
Sin embargo, la noción de poliagua no ha sido aceptada universalmente. Muchos químicos piensan que lo que se ha llamado poliagua es en realidad agua que ha cogido impurezas o que ha disuelto un poco de vidrio. En este caso puede ser que la poliagua ni siquiera exista. algo mas...... Algunas veces, incluso los más renombrados científicos cometen errores. La conjunción de ideas predeterminadas y errores (de observación o de interpretación) suelen ayudar a descubrir cosas que ni siquiera existen. Uno de los mayores bochornos de este tipo, y uno de los más conocidos, es el del “descubrimiento” de los rayos N por René Blondlot, un eminente físico francés de la Universidad de Nancy, hace unos 100 años. Luego del feo asunto de los rayos N, se pensó que nunca más se cometería un error semejante. La comunidad científica había aprendido la lección. O al menos, eso parecía. Durante más de medio siglo, en la primera mitad del siglo XX, la ciencia siguió avanzando a pasos agigantados. Todos se maravillaban de la Teoría de la Relatividad enunciada por Einstein, y los científicos descubrían algún nuevo secreto de la naturaleza prácticamente cada día. En este marco, el descubrimiento de una nueva forma de agua por parte del físico ruso Nikolai Fedyakin no llamó especialmente la atención. La molécula del agua es una de las más simples, abundantes y mejor conocidas por la ciencia. De hecho, la composición del líquido que cubre el 71% de la superficie de la Tierra es muy simple, y está formada solo por tres átomos: dos átomos de hidrógeno, el elemento más abundante en el universo, y uno de oxígeno, el elemento más abundante en la corteza terrestre. Sin embargo, tiene algunas propiedades sorprendentes. Por ejemplo, es uno de los pocos líquidos que son más densos que el sólido correspondiente, por eso es que el hielo flota sobre el agua. Boris V. Deryagin, uno de los mayores expertos en química de superficies de la antigua Unión Soviética, fue el encargado de comunicar a Occidente el extraordinario descubrimiento realizado por su coterráneo Nikolai Fedyakin. En efecto, en una de las clásicas “Discusiones de la Sociedad Faraday”, en 1966, puso a los científicos capitalistas al corriente de las maravillosas propiedades que tenía una extraña forma de agua descubierta por los rusos. Denominada Polywater, Poliagua, o plástico de agua, su punto de ebullición era extraordinariamente alto, y podría ser calentada hasta los 500º C, sin dejar de ser líquida; o enfriarse hasta -40º C antes de convertirse en un sólido vítreo. Los rusos habían descubierto la existencia de agua polimerizada. A diferencia del “agua normal”, la denominada “Polywater” presentaba un tipo de unión entre las moléculas individuales que no eran para nada convencionales. Los experimentos incluían el análisis del comportamiento del agua líquida en tubos capilares muy finos, encontrando que a veces poseía propiedades sumamente extrañas. A pesar de las pruebas presentadas por los científicos rusos, el asunto suscitó gran desconfianza. El mundo estaba embarcado en la Guerra Fría, y exista un escepticismo casi sistemático hacia todo descubrimiento surgido fuera del círculo de las Naciones Unidas. Pero cuando los científicos estadounidenses repitieron los experimentos de Deryagin, obtuvieron con sorpresa los mismos resultados, y hasta pudieron ver gotas de esta forma anómala del agua, aunque tan pequeñas que sólo podían distinguirse al microscopio. Llevó varios meses, muchos esfuerzos y frecuentes notas de un tenor no acostumbrado en la literatura científica -insultos velados y no tan velados incluidos-, para concluir que en realidad ese hallazgo no era más que el resultado de trabajo poco cuidadoso. Quizás motivados por el afán de ser los primeros en verificar que existía un “estado” del agua completamente extraño, muchos laboratorios confirmaron el hallazgo de los rusos. Al repetir paso a paso el experimento, los científicos occidentales habían contaminado sus muestras con cuarzo de la misma forma que ellos, por lo que los resultados coincidían. El golpe de gracia contra la poliagua lo proporcionó Denis Rousseau, de los Laboratorios Bell, quien demostró que su propio sudor, obtenido de una camiseta luego de jugar un partido de balonmano en el laboratorio, poseía propiedades idénticas al producto citado por Deryagin. A continuación, Rousseau publicó un documento en el que dejaba claro que la poliagua no era más que agua con pequeñas cantidades de impurezas biológicas. En pocos meses el tema del polímero de agua dejó de ocupar espacio en las publicaciones científicas, y hoy ningún químico o físico insiste en su existencia. Sin embargo, muchos pseudocientíficos -y no pocos embaucadores profesionales- siguen “preparando” soluciones casi mágicas a partir de poliagua y, por supuesto, defendiendo su existencia a capa y espada. Fuente: http://www.neoteo.com/poliagua-el-fiasco-del-plastico-de-agua.neo

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